Serie. «The Mandalorian» (Segunda Temporada) – Jon Favreau, 2020.

Luego de los fatídicos episodios siete y ocho de Star Wars, Disney tiene mucho que hacer para recuperar a los fanáticos que consideran las secuelas como lo peor que le ha pasado a la saga galáctica en su historia. Hace un año, Jon Favreu tomó control creativo de la primera serie con actores de Star Wars: «The Mandalorian». Sus primeros ocho episodios tuvieron mucho éxito y este viernes acaba de terminar su segunda temporada. ¿Qué tal estuvo?

A ver…  primero que nada, si quieres saber qué opiné de la primera temporada de esta serie, métete al buscador de este mismo blog, porque la vas a encontrar muy fácil. Si quieres ve a leer ese y luego vuelves. Podría decirte que voy a escribir generalidades sin spoilers, pero no tiene sentido. Si escribo de la serie sin spoilers es poco lo que podría decir. ¿Y para qué? Digo… no es como que leas un blog de la segunda temporada sin haber visto la primera… y la segunda. Si ya viste la primera, entonces probablemente veas la segunda, aunque diga lo que diga al respecto, ¿o no? ¿Sí? Bueno, pues eso.

Así que ya saben, SPOILERS desde ahorita, porque mucho de lo que tengo que decir tiene que ver con cosas importantes que suceden en la trama de esta serie. Advertencia dada, pues sigo adelante. Por cierto, si quieres ver el video de esta reseña y no leer, te dejo aquí el vínculo a mi canal de YouTube. Si prefieres leerla, entonces sigue adelante.

Algo que me gustó de la primera temporada es que es una historia nueva. Sí, identificamos el mundo de Star Wars, pero la serie amplió el universo. Vemos cosas como las finanzas intergalácticas, las diferentes monedas, el valor que tienen después de la guerra, cómo han cambiado algunas sociedades luego de la caída del imperio, cómo funcionan los remanentes imperiales, la forma en que a los ciudadanos comunes les ha venido igual el cambio de administración galáctica… ese tipo de cosas. La serie tuvo algunos episodios en los que toda la historia se narraba a través de la imagen (y no dependían de estar todo el tiempo explicándolo todo) y fue maravillosa, inteligente incluso. Poco a poco, tristemente, volvió a esta necesidad moderna de “no entiendo si no me explicas absolutamente todo”. Pero bueno, la serie nos contaba su propia historia.

En cambio, esta segunda temporada está atascada, pero ATASCADA de “oh, lo he visto antes, ¡lo conozco!” Personajes que han salido en otros lados. Bo-Katan, Boba Fett, Bib Fortuna, Ahsoka Tano, Luke Skywalker… Son personajes que han aparecido en las películas originales u otras series de Dave Filoni, pero por favor, no todo tiene que estar conectado. Es un maldito universo atascado de galaxias y planetas y sistemas y es gigante, ¿por qué todos conectan con todos todo el tiempo? Basta con eso. Está bien que haya estos momentitos de nostalgia, pero también queremos que «Star Wars» se atreva a contar sus propias historias sin que todo tenga que estar vinculado con la trilogía original o las precuelas (porque eso sí, como que Dave Filoni y Jon Favreau han tenido a bien distanciarse de las secuelas).

A ver, entiendo que los fans de «Star Wars» lo somos por la trilogía original y que todo lo demás que se ha producido se la ha vivido colgado de esos primeros tres grandes éxitos… pero ya es tiempo de irse para otro lado. De contar otras cosas. El universo ya está muy bien establecido, ya podemos narrar otras cosas. Con eso de que va a haber siete mil series de Star Wars en el futuro de Disney Plus, creo que vamos a terminar vomitando si siguen forzando los vínculos con lo conocido y si siguen queriendo sacarle leche a la nostalgia de formas tan obvias.  

Jon Favreau, el creador

Dicho esto… ¿qué pasa con las edades de los personajes? A ver… A Din Djarin, el mandalorian, claramente lo salvaron durante las Guerras Clónicas cuando era un niño de, digamos, diez años. Eso fue hace como treinta años. O sea, el tipo tiene unos cuarenta. Bien, Pedro Pascal tiene cuarenta y cinco, no pasa nada, la cosa está justa. Pero la forma en la que envejecen muchos personajes de «Star Wars» no tiene sentido. Por ejemplo, Bail Organa pasa de verse así a verse así en veinte años:

Pero Obi Wan Kenobi, en ese mismo tiempo, pasa de verse así a verse así:

Me pueden decir que estoy siendo muy exigente con los tiempos y las edades, pero no. Esto claramente es un error tremendo de guion, ¿en qué sentido? Cuando Lucas escribió la primera película las guerras clónicas fueron muchísimos años antes, no veinte años antes. Los Jedi estaban mayormente olvidados, como si hubieran sido una leyenda. Perdón, pero una sectota de monjes que protegen al gobierno no se olvidan en veinte años. No sé… no cuadra y hay que mirar mucho para el otro lado para que el paso del tiempo cuadre con la temática.

Además, ya estuvo bueno de que «Star Wars» sea el medio a través del cual los directores y guionistas se tiren basura unos a los otros. El episodio VIII es Rian Johnson tirándole basura al episodio VII. El episodio IX es J.J. Abrams tirándole basura al episodio VIII. El final de “El Mandalorian” con un Luke poderoso, seguro de sí mismo y peleando como hacía treinta años no lo veíamos es un escupitajo al Luke de Rian Johnson también. Eso pasa cuando más allá de la historia quieres darle gusto a los fans. Con sagas tan establecidas como «Star Wars» hay que hacer las dos cosas al mismo tiempo: dale gusto a los fans contando historias buenas que no contradigan lo que se ha dicho antes. Es relativamente fácil.

Pero no puedes llevar la historia por donde se te pega la gana. ¡Pero tampoco puedes pasártela parchando como loco! Creo que «Star Wars» es una colección de historias-parche. La serie de “Clone Wars” intentó parchar los errores de guion y huecotes de las precuelas. “The Mandalorian” se está disculpando indirectamente por muchos de los errores de las secuelas. Y un montón de comics y novelas andan explicando o aplanando el terreno para que las secuelas tengan sentido… además de los que faltan por llegar. Buena suerte a todos esos escritores que tienen que estirarse las neuronas para tapar las estupideces de los directores de las películas episódicas.

Pero bueno, volvamos al Mandalorian… Buenos efectos especiales y escenas emocionantes de acción, lucha y persecusión. Pero demasiado de eso. Sé que «Star Wars» es eso, pero también son momentos como aquél en donde el Mandalorian se despide de Grogu. Es la creación y expansión del universo. Son los diálogos que le ponen carnita y realidad humana a al vida en este mundo. Y de eso tenemos muy poco y, cuando lo tenemos, está actuado como si los personajes fueran robots. El único que pone sus diálogos sobre la mesa de forma humana es Bill Burr. A los demás les hace falta sonar menos robotizados. Incluso Giancarlo Espósito se siente cuadrado, duro, acartonado. Espero que en próximas temporadas (y en las 525 series de «Star Wars» que se nos vienen) le pongan a las actuaciones y los momentos humanos las mismas ganas que le pusieron a la parte de la acción, las batallas y las explosiones.

Con esto termino. La verdad es que esta segunda temporada me deja con ganas de ver la tercera, aunque honestamente ya no sé hacia dónde puede ir. La serie se enriquecía de la relación entre el protagonista y el niño, al que se le llamó mucho tiempo «Baby Yoda». Ahora que ese personajito ya no está, supongo que todo se va a centrar en más aventuras de Din Djarin que, al menos que estén verdaderamente emocionantes y expandan el universo de «Star Wars», pueden llegar a aburrir durísimo por no tener una intención emocional que nos atrape lo suficiente para pasar de una tercera temporada.

¡Buena Suerte!

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